El rock dominicano en los años noventa


ARRIBA. Afiche oficial del concierto “Rock, Reggae y MerenHouse”, hecho en Altos de Chavón septiembre de 1996. Ahí tocó todo el mundo desde C+C Music Factory hasta Oliver Lister, ¿se acuerdan de Oliver Lister?

Los años noventa
es una época recordada como la década en que el rock dominicano alcanzó su mayor auge en su breve historia, eso por la gran cantidad de grupos de calidad que emergieron y todas la actividades y eventos que se hicieron durante todo ese tiempo: Olimpiadas, festivales, publicaciones de discos, magazines especializadas, compañías que organizaban conciertos y hasta premiaciones exclusivamente dedicadas al género. Siendo así, me atrevo a decir que si la época dorada del merengue fue los años ochenta, en el rock podemos decir que fueron los noventa. Las bandas más representativas de esa era “dorada” fueron, entre otras, Toque Profundo, Arcángel, Poket, Tribu del Sol, Regata, Transfusión, Al-Jadaqui, Tabu Tek, JLS, Cahobazul, Diesel, Necro, Uranio, Empiphis y Quo Vadis.

Ese rock de los noventas tenía un “feeling”, algo así como una línea. Tú escuchas hoy esas canciones, específicamente las de principios de década y enseguida la identificas. No hablo sólo del sonido, sino también de las letras, la forma de inspirarse. La calidad técnica no era muy buena, ya que muchas grabaciones se hacían bajo muchas precariedades, por ejemplo el casete (antes eso era lo que se usaba) Moneda (1995), de Toque Profundo es un disco con muchas imperfecciones de sonido, la misma banda lo ha reconocido.

La verdad es que no todos se atrevían a grabar, había como un miedo, un tabú, aparte de que nadie contó con algún tipo de apoyo económico, las producciones que se lanzaron salieron de las “costillas” de sus protagonistas, un ejemplo claro es Toque Profundo, que ha editado cuatro discos y nunca ha tenido una disquera que lo respalde. Fue tan sólo a finales de la década que se registró más actividad discográfica, ahí todos querían tener un CD.
Hoy en día es todo lo contrario, los artistas se nutren de los mejores recursos técnicos a la hora de grabar y no solamente se limitan a eso, también hacen videos y videos buenos, ya lo ha demostrado Poolpo y Auro & Clemt.

Los noventas fue la época, aún siendo un teenager, que comencé a asistir a conciertos. Que satisfacción sentía yo al escuchar en vivo todas esas canciones que mis oídos estaban acostumbrados a oír en la radio. Todas las semanas había al menos una actividad importante en donde se presentaban bandas. Los lugares más comunes para los recitales eran el Teatro Agua y Luz, Las Cuevas de Santa Ana, las Ruinas de San Francisco, las universidades, Parqueos de supermercados y fast food (mierkina, cuantas veces se dijo esa palabrita en los noventas).

ARRIBA. Boleta que aún conservo del concierto denominado Las Tres T (Toque Profundo, Tabutek y Transfusión), realizado en agosto del 98 en las Cuevas de Santa Ana. Detrás de la boleta, un número telefónico de una chica que nunca olvidaré.

Qué bueno era asistir a esos lugares y ver tanta gente apoyando a nuestros rockeros, siempre asistían en masa, nunca antes el público ha apoyado tanto el rock que se hace en nuestro país como en aquellos tiempos. Recuerdo, por ejemplo, un concierto que hicieron Toque Profundo, Tribu del Sol y Al Jadaqui en el Teatro Agua y Luz, un lleno total, la gente lo disfrutó como si tratase de bandas extranjeras reconocidas, igual otro que hizo en el mismo lugar JLS que hasta bailarinas llevó y al final Leo Susana se raspó la cabeza. Cabe recordar el disco en vivo que hizo JLS en las Ruinas de San Francisco, es el único que ha hecho un grupo local y una pieza imprescindible en la discografía criolla.
Conocí a mucha gente en esa época, ¿dónde estarán ahora?, la mayoría le perdí el rastro para siempre. Imagínense, en aquel tiempo casi nadie tenía teléfono celular y no existían las redes sociales, además, a decir verdad la mayoría fueron amistades superficiales.

Actualmente ningún empresario
se arriesga a convocar a grupos locales a actuar en espacios grandes. Todos se limita ahora a bares como Hard Rock Café, Cinema Café, Quintana, El Encuentro, entre otros. Como cambian las cosas.
Esa década fue testigo también de grandes eventos como el que se hizo en Altos de Chavón llamado “Rock sobre las piedras” en Junio de 1992 y del “Rock, Reggae y Meren House” en septiembre de 1996, conciertos de gran escala y cuyos protagonistas principales eran los rockeros del patio. Quién no recuerda a Toque Profundo cantando en pañales. Todo el mundo le cayó encima, principalmente el periódico El Nacional, que publicó eso foto en su portada.
En los años noventa se dio la inclusión de la terna de rock local en los premios Casandra, un galardón que por muchos años estuvo desacreditado debido al manejo clientelista de algunos de sus miembros. Grupo de Rock Local es una categoría que siempre ha creado conflicto como una vez que la dejaron fuera de competición supuestamente porque no había propuestas, y otra vez que la ligaron con el merenhouse, que bárbaros esa gente de Acroarte. Ese año Tabu-tek responsablemente renunció a su nominación. Imagínense a Max Martínez y su grupo junto a Sandy y Papo en un mismo renglón.

Para nadie es un secreto que el género Rock siempre ha sido marginado en esta premiación. No solamente ellos sino también esos artistas “alternativos”, por así decirlo, como Fernando Echavarría, que hasta hace apenas dos años nunca había sido invitado a la ceremonia. Toque Profundo cumplió 20 años, toda una hazaña en este país, y no le hicieron ningún reconocimiento. Tuvieron que esperar que Luis Días muriera para hacerle un tributo.
Esta institución, que es la única que premia el arte y el espectáculo en nuestro país, necesita sangre nueva en su dirección, gente joven con conocimientos de música, gente que se interese con las propuestas modernas, porque cómo un cronista de arte va a votar por Marel Alemany si nunca ha escuchado, ni le interesa, su disco. O cómo un cronista prejuiciado y anticuado va a votar por la rica, diferente e interesante propuesta musical de Rita Indiana y Los Misterios, nunca. Por eso perdió como Revelación del año. Pero nada, en este país todavía hay artistas que se sienten afortunados en dedicarse a lo que les gusta y eso de ganar premios y ser reconocidos por el “mainstream” es lo de menos.

Cuál ha sido el balance del rock local en la presente década y cuáles fueron sus mejores representantes, eso será tema del que hablaremos en una próxima entrega, pero les adelanto que ha sido muy buena en términos artísticos.